domingo, 25 de agosto de 2019

EYR


El último dolor de cabeza y el silencio. Días comunes traen a personas comunes, y no hace falta recalcar que aquí no pasa nada nuevo. Ni un pájaro que no sea plomo se posa sobre los postes de alumbrado, no llegan leones y se comen a los niños que juegan allí afuera. Todo es tan común y bello.

Pero el último dolor de cabeza y a dormir. El último dolor de cabeza y el silencio. La soledad pegada en el  zapato izquierdo, una música lejana que no alcanza a tocar mi puerta, las lavadoras funcionando día y noche. Dos horas antes de las diez cae el sol. Partido de fútbol de Domingo. La cancha de tierra que hoy es de cemento, las plazas, los bancos. Cortázar enlatado en mil dos páginas. El intentar no ser gente, ser algo más, transmutar mi cuerpo a papel celofán, ser cemento, ser una cuerda de guitarra. No servir. Mezclarme con el viento mientras camino. Dibujar una palabra para borrarla después. El último dolor de cabeza y el silencio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario