viernes, 27 de diciembre de 2019

UN SONETO QUE NO RECUERDO HABER ESCRITO

Nada necesito. Todo es del mundo.
Quizá pido silencio y pan tostado.
Pero nada más. Que las cosas curven
sus caminos y lleguen donde deban.

Mi única necesidad es carecer.
Aporto libertad plena a las cosas.
Dejo que los sentimientos se posen
en mi el tiempo que estimen cuerdo.

Pues nada es mío. Todo es un regalo
(muchas veces de mal gusto y aciago)
que segundos antes perteneció al mundo.

Yo creo en las cosas y en los caminos,
en las manos y en los ojos que no veo.
Y desde aquí espero que todo llegue.

domingo, 25 de agosto de 2019

EYR


El último dolor de cabeza y el silencio. Días comunes traen a personas comunes, y no hace falta recalcar que aquí no pasa nada nuevo. Ni un pájaro que no sea plomo se posa sobre los postes de alumbrado, no llegan leones y se comen a los niños que juegan allí afuera. Todo es tan común y bello.

Pero el último dolor de cabeza y a dormir. El último dolor de cabeza y el silencio. La soledad pegada en el  zapato izquierdo, una música lejana que no alcanza a tocar mi puerta, las lavadoras funcionando día y noche. Dos horas antes de las diez cae el sol. Partido de fútbol de Domingo. La cancha de tierra que hoy es de cemento, las plazas, los bancos. Cortázar enlatado en mil dos páginas. El intentar no ser gente, ser algo más, transmutar mi cuerpo a papel celofán, ser cemento, ser una cuerda de guitarra. No servir. Mezclarme con el viento mientras camino. Dibujar una palabra para borrarla después. El último dolor de cabeza y el silencio.